El fin de semana del 9 y 10 de julio, una treintena de ciclistas, de 11 a 66 años, pedaleamos por el Valle Esgueva para conocer el territorio, y las amenazas que enfrenta, de la mano de la Asociación Defensa Valle Esgueva. 

En colaboración con la asociación La Curva, organizamos con mucho mimo esta ruta, en la que hemos tenido oportunidad de conversar con las gentes de la zona, preocupadas por el presente, y el futuro. Está claro, y en plena ola de calor está aún más claro, que hay que luchar con todos los medios para frenar el cambio climático. En esa lucha, las energías renovables juegan un papel clave. Sin embargo, el despliegue que se está llevando a cabo, sin planificación, en manos de empresas especuladoras y fondos de inversión cuyo único fin es el lucro, pone muy en riesgo la sostenibilidad de los pueblos, del paisaje, de los modos de vida de esta zona. 

Arrancamos bien prontito el sábado, desde Valladolid. Las previsiones del tiempo eran alarmantes, con máximas de 35 grados, y sin una nube en el cielo. Los primeros kilómetros vamos frescas, y a partir del punto en el que el canal del Duero pasa por debajo del Esgueva, la senda verde está asfaltada, lo que hace muy fácil el pedaleo. 

En Renedo nos esperan las compañeras de Defensa Valle Esgueva, y un par de periodistas de El Salto que han venido desde Madrid para hacer la ruta con nosotras. Dejamos algunos sacos de dormir en el coche escoba, de algunas personas que aún no han puesto portabultos en la bici, y seguimos pedaleando. La senda verde es fácil y cómoda. De vez en cuando el asfalto desaparece, se echa en falta un poco de mantenimiento, pero los árboles y el Esgueva acompañan la ruta y dan un poquito de frescor. 

Un pequeño grupo se desvía un momento a Olmos de Esgueva, parada técnica para reponer líquidos, y nos reagrupamos enseguida en Villanueva (no de Esgueva, sino de los Infantes), a reponer también sólidos. Aprovechando la parada, Elena y Helena, las representantes de la Asociación Defensa Valle Esgueva, nos explican la situación del despliegue de fotovoltaica y eólica en el valle, las consecuencias que está teniendo, como por ejemplo la dificultad de acceder a tierras para cultivar, debido al incremento del precio de los alquileres de las tierras, y las acciones que la Asociación está llevando a cabo. De momento, han conseguido paralizar dos nuevas grandes plantas que se habían previsto junto al casco urbano de Renedo, gracias a la movilización social. 

Ya es mediodía, nos queda aún un poquito hasta Piña de Esgueva, así que seguimos ruta, abandonando por un rato el Esgueva para pedalear por el Camino Real. Ni un arbolito que nos regale un poco de sombra. Pasamos junto al despoblado de Mazariegos, de cuya existencia solo da fe la espadaña de la iglesia, que parece que brota de la tierra. En Piña nos contarán su historia. 

Vamos llegando a Piña. Varios concejales del ayuntamiento nos esperan en la plaza, con bandejas de embutido, bebidas frescas, y sandías puestas a refrescar en la fuente. El agradecimiento es recíproco. Por parte de los ciclistas, por el recibimiento. Por parte de la gente del lugar, por ser visitados y poner en valor la belleza de una tierra no siempre respetada. La ermita de San Pedro, en Piña de Esgueva, acoge una exposición de edificios en miniatura, estupendamente explicada y organizada por épocas históricas, regalo de Juan Medina, un artista nacido en Piña, autor también de las reproducciones de castillos que se exponen en el de Fuensaldaña. Exposición muy recomendable. 

Ya es la hora de comer, y parar a la sombra. Nos refugiamos en la piscina de Piña de Esgueva hasta que baje un poco el sol. Solo nos quedan 10 km y preferimos hacerlos con algo menos de calor. 

El camino hasta Villafuerte se hace llevadero, a pesar de algunos baches, y la cuesta final, cuesta un poco, pero es corta. Por fin llegamos al castillo de Villafuerte. La gente de la Asociación ya ha colocado las sillas, para una nueva charla, esta vez con público local. 

Ya es domingo, nos despertamos con la luz del sol, y nos preparamos para desayunar, de nuevo, en la casa de la Asociación Cultural Villafuerte. Tras el desayuno, visita guiada al castillo, conociendo su historia, y la historia de quienes lo habitaron hace cinco siglos. La Asociación ha hecho un gran trabajo recuperando los espacios, los aperos, y los utensilios domésticos, para entender cómo se vivía en un mundo sin energía eléctrica, sin plásticos, y en el que las distancias se medían en “días a caballo”. 

Un poco preocupados por el calor que amenaza con hacer, nos despedimos de Villafuerte, camino hacia Castrillo-Tejeriego. La primera cuesta aparece nada más empezar, pero estamos frescas y la subimos con buen ritmo. A partir de ahí, o cuesta abajo o llano, hasta la piscina. Genial. En Castillo-Tejeriego paramos a rellenar los botes. Seguimos a tan buena marcha que antes de las 12 ya estamos en la piscina de Villabañez. Por el camino, cosechadoras en plena faena, recogiendo el trigo del que nos alimentaremos en otoño. 

La piscina de Villabañez es un gran refugio para el calor. Entre baños y sombras va pasando el día, hasta que nos atrevemos a salir, para hacer los últimos 20 km de vuelta a casa. El fin de semana ha sido intenso. Hemos aprendido mucho sobre nuestro valle, la esgueva (el conjunto de arroyos que alimentan un río) del Esgueva, sobre electricidad, sobre fondos de inversiones, y sobre la necesidad urgente de construir un modelo de sociedad en el que consumamos mucha menos energía, y produzcamos la energía necesaria de forma que tenga el menor impacto posible. Y en caso de tener impactos, que los tendrá, que al menos los habitantes de las zonas afectadas puedan ver alguna compensación. Que son ya muchos siglos de poner el territorio al servicio del enriquecimiento de unos pocos, sin que el común se vea beneficiado. 

Agradecimientos: 

  • A Elena Defensa Valle Esgueva por prepararnos la ruta, y hablar casi con cada vecino y vecina del valle, explicando quiénes éramos y lo que íbamos a hacer
  • A Helena de Defensa ValleEsgueva, por las explicaciones tan didácticas
  • A Ana, por el avituallamiento en el bar El Gallo de Villanueva de los Infantes 
  • A José, Teniente alcalde y parte del equipo del ayuntamiento de Piña, por el refrescante recibimiento
  • A Fernando, Fátima y a Tomás por el coche de apoyo, y acudir al rescate cuando fue necesario 
  • A Angelica de la Asociación Defensa valle Esgueva por estar pendiente en todo momento
  • A Martina y Luis de la Asociación Cultural de Villafuerte, por abrirnos las puertas de su local. del castillo, del pueblo, y alojarnos como en casa
  • A Selena y Álvaro de El Salto por su interés 

Fotos: Raúl Alonso, Ana Arias, Carmen Duce